Diario de mi salud mental: Junio.

Viernes 1 de junio. 
Llegó el día, después de 2 semanas de estrés, una de esas semanas de constantes ataques de pánico y, por mucha vergüenza que me de decirlo, hacerme daño a mí misma; por fin presentaría mi proyecto final. Proyecto del cual dependen cinco de mis materias, en otras palabras, de ese proyecto se decide si me gradúo o no. Los profesores constantemente nos dicen que no nos preocupemos, que todo saldrá bien, pero ellos qué saben.

Nunca me ha costado hablar en público, es como si fuera otra persona cuando me paro frente a la gente y comienzo a hablar, esa parte no me preocupaba de mi proyecto, sino el defenderlo, el no colapsar antes de exponer o durante las preguntas... Esa parte era la que me tenía nerviosa. Estaba tan nerviosa que no me di cuenta que llevaba como tres maletas con todo lo que necesitaba, bien lo pude haber metido en una pero por alguna razón decidí que tres serían las idóneas.

Hicimos el sorteo para saber el orden en el que pasaríamos, mi papel tenía el número tres... bien. no tendré que esperar mucho para pasar, no le daré más tiempo a los nervios de cocinarse. Comienzo a acomodar mis cosas y me doy cuenta que algo falta... mi propuesta de valor falta (básicamente lo que hace única a mi empresa), el aire se siente pesado, no puedo respirar, mi voz se eleva unas cuantas octavas y cuando levanto la vista, mis compañeros y profesores me están observando. Comienzo a dar vueltas en mi lugar, siento como se cierra mi garganta y mis ojos se llenan de lágrimas... maldita sea, había logrado pasar este día sin un ataque, lo último que necesitaba era tener uno frente a todos.

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Decido salir del salón, conforme me voy acercando a la puerta, veo a mis compañeros abrir paso para mí, de reojo observo a una profa acercarse con brazos abiertos...
"NO ME TOQUEN" grito entre lagrimas mientras comienzo a correr en dirección al baño. Una vez en el baño, camino en círculos, cuento mi respiración, trazo infinitos en la palma de mi mano e intento pensar en alguna canción, cualquiera. No sé cuanto tiempo pasa hasta que me siento lo suficientemente tranquila como para volver. Una vez en el salón un profe se acerca, sin invadir mi espacio personal y me pregunta qué se me olvidó. "Mi propuesta de valor" digo con voz entrecortada, casi derrotada. "Pau, te la sabes de memoria, la tienes en la cabeza y eso es lo que importa". Sus palabras me tranquilizan, es cierto, nadie conoce mejor mi proyecto que yo. Comienzo a repetir esto como un mantra, de fondo escucho a mis compañeros ofrecerme cambiar mi número, una de ellos me ofrece traerme a casa para buscar lo que olvidé y en eso recuerdo... cargo conmigo otras mochilas, busco en una y tadaah, ahí está lo que buscaba.

Jueves 7 de junio.
Llego a clase con la profa a la que le grité en mi ataque de pánico. "Profa, creo que le grité durante mi ataque, disculpe, no fue mi intención" se crea un poco de conversación entre mis compañeros y la profesora me contesta: "sí, unas buenas cachetadas te iba a dar, qué vas a hacer el día de mañana que tengas eventos o situaciones más importantes" No, no, no. Esa no es la respuesta profa. No puede minimizar mi situación con unas simples cachetadas, ¿acaso cree que no lo he intentado? Es claro que no entiende que lo que me ocurrió no fue por mero estrés. Al parecer no importa que tan abierta sea sobre mi salud mental con mis profesores (o personas en general), siempre estarán aquellos que no toman a las enfermedades mentales con la seriedad que deben.

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Viernes 8 de junio.
Otra noche con insomnio, tomo mi celular para ver la hora... 7am. Decido entrar a twitter, ver si hay alguien despierto. Los dos tweet hasta arriba de mi timeline mencionan a Anthony Bourdain. No mames, se murió. ¿Qué pedo? Me levanto por agua para despertar un poco, sigo leyendo tweets, más comentarios sobre este personaje que aún después de salir de gastronomía me siguió inspirando. Decido compartir una foto en mis historias de instagram, una canción que él compartió hace unos días... No es sino hasta las 9am que leo que fue suicidio. No, no, no... ¿Uno de mi héroes lo hizo? ¿De verdad lo hizo? Comienzo a llorar, ¿por qué estoy llorando?  ¿Por qué siento un vacío por alguien que nunca conocí? ¿es por él o es por mí que siento ese vacío? No... necesito distraerme, haré lo que hago siempre que necesito palabras de apoyo, pero nadie me las da: lo escribiré. Haré un hilo en twitter con lo que la gente se pueda sentir identificada, pero es algo de mí para mí. Un recordatorio de que importo y saldré adelante.


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Son casi 20 años los que he luchado contra mi cerebro. En mis momentos más obscuros busco a ciegas por esa pequeña chispa que me ayude. Ya sea una persona, un recuerdo, una meta... lo que sea que me de la fuerza necesaria para permanecer. En más de una ocasión he hablado con los terapeutas que me han tratado sobre pensamientos suicidas, gente cercana a mí lo ha intentado y saben, es horrible. Es horrible ver que la gente lo usa como chiste, que no lo toma enserio, que la gente que también pasa por algo así dice entender pero terminan ejerciendo presión sobre la presión que ya cargas y al final, tampoco entienden. Falta educar, falta darle voz a enfermedades que no son visibles.

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"No entiendo por qué estás triste" es la frase que más he escuchado. No, estar triste es parte de la depresión pero no lo es todo. La depresión es una enfermedad que te enmudece. Miles de ocasiones he intentado acercarme a mis amigos, familiares, seres queridos, pero me siento avergonzada, me siento una carga y esas son la clase de mentiras que nos dice la enfermedad, nos ata e inmoviliza, es como ese novio tóxico que hace que te alejes de tus seres queridos. Tengo "salud", amigos increíbles, una familia que me ama y me apoyan en mis ocurrencias. ¿Por qué tendría depresión? No lo sé, pero algo en mi cabeza no funciona como debería y me ha tocado vivir con eso.

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Pero pau ¿por qué no vas a que te mediquen si esa es tu situación? Porque no quiero, la última vez que me medicaron, pase un mes en casa de unos amigos porque si dormía sola en mi depa me daban terrores nocturnos, si salía de casa sola sentía ansiedad y un delirio de persecución muy cabrón. Durante ese mes, el tiempo que pasaba sola en mi depa, contemplaba las infinitas posibilidades en las que podría matarme, pensaba en cuánto tiempo le tomaría a mi cuerpo descomponerse al grado que mis vecinos se dieran cuenta, o cuánto tiempo pasaría hasta que mis amigos se dieran cuenta de mi ausencia.

Intento disfrazar mis inseguridades y mi situación con chistes y sarcasmo, porque esa soy yo, la amiga divertida. Nos obligamos a encajar y sofocamos nuestra necesidad de estar bien. Personalmente lo hago para que no se den cuenta de mi inestabilidad, que no se den cuenta del miedo que me persigue a donde quiera que vaya. Es cansado. Es cansado luchar y pretender.

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En fin, quise compartir esto por diversas razones, una de ellas fue todos ustedes. Todas las personas que el pasado viernes se acercaron a decirme "perdón si no he estado pendiente de las señales" "pau te quiero" o cual haya sido su mensaje. GRACIAS.
Me encantaría poder explicar punto por punto el cómo funcionan estas enfermedades, pero no lo sé, lo único que puedo compartir es mi experiencia.

En los próximos días subiré mis consejos (cosas que me han funcionado a mí) sobre como lidiar con los mean reds, ansiedad y ataques de pánico.

No están solos.

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