Disfrutando de los Mean Reds.

Como dije en la entrada pasada, todos tenemos días malos, hay unos peores que otros y nos gusté o no, solemos reconocerlos desde que despertamos. Todos los hemos experimentado y lo importante es recordar que es un mal día, no una mala vida. Sea cual sea la razón del mal día debes recordar que no es algo que te vaya a aplastar el espíritu, aunque se sienta como si fuera posible. Mi punto con esta entrada es algo muy simple que olvidamos frecuentemente.


¿Cómo apreciaríamos los excelentes días si no tuviéramos unos cuantos malos?
Ya saben, un punto de comparación. Siempre puedes mejorar tu día con cosas tan sencillas como sentarte con una taza de té y un buen libro, o ver esa comedia que siempre te hace llorar de la risa. Escribe, canta, baila, medita; lo que prefieras, el punto es no dejar que momentos amargos arruinen tu día. Las razones para sonreír son fáciles de encontrar. Sal y encuentra la tuya.


Besos,
Paulina.

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