Kriptonita.

Hace alguna semanas platicaba con un amigo, ese amigo con el que hablas de tu mal de amores y te entiende a la perfección, ese. Entre la plática él comentaba sobre su situación y comentamos que Ella era su kriptonita y ¡oh epifanía! Me di cuenta que él no está sólo en esa situación. A veces nos encontramos con personas que tocan todos nuestros puntos débiles, saben que palabras decir, como vestirse, como mirarte, como sonreír y antes tal atracción, la persona se convierte en nuestro pedacito de kriptonita.


El asunto con esta piedrita verde es que, como a Superman, nos da en la madre. No sólo es debilidad, sino nos deja indefensos, no hay forma de resistirse, de repente ya te cargas la sonrisa estúpida y te encuentras riéndote de los comentarios más simples que hace esta persona. Lo cual lleva a 2 terribles finales: acabamos terriblemente avergonzados ó con una buena dosis de dolor.


Lo peor de esta situación es que estamos conscientes de lo que pasa a nuestro alrededor, pero es como si perdiéramos la fuerza de voluntad y no es hasta después que nos damos cuenta del tremendo ridículo que hemos hecho, es entonces cuando nos decimos "no lo vuelvo a hacer" (ay ajá). No quiero sonar como si culpara a las otras personas por este mal. Esto depende mayormente de nosotros mismos y de cuando decidimos que esta persona nos deje de afectar de tal forma. Sé que decirlo/escribirlo/leerlo es más fácil que hacerlo, créanme, llevo meses luchando por recuperar mi cerebro.


Si están en una situación similar, espero que su kriptonita no sea una mala persona y tome provecho de esa debilidad que sienten por ella.

Besos, 
Paulina.

Comentarios

Entradas populares